Uveítis
     
  Concepto

La úvea se denominada así desde los antiguos griegos, debido a su semejanza con la pulpa azulada y veteada de la uva negra. Es la capa intermedia de las tres que conforman el globo ocular, dejando por fuera la esclera y la retina por dentro. Se divide en tres zonas bien diferenciadas:

La úvea anterior o iris, que actúa como diafragma para regular la entrada de la luz en el ojo.
La úvea intermedia o cuerpo ciliar, donde se encuentra el músculo ciliar determinante para enfocar la visión tanto de lejos como de cerca. También aquí es donde se forma el humor acuoso, fluido que transporta los nutrientes a tejidos como la córnea y el cristalino.
La úvea posterior o coroides, es la capa por la que transcurren los vasos que llevarán la sangre a las capas más externas de la retina.
Clasificación

Cuando hablamos de uveítis nos referimos a la inflamación de la úvea propiamente dicha. Como hemos visto anteriormente está dividida en varias partes, y pueden afectarse tanto por separado como de forma conjunta.

Se han propuesto un elevado número de clasificaciones, una de las más utilizadas es la clasificación anatómica, que las divide en:

Uveítis anterior: que afecta al iris (iritis), cuerpo ciliar (ciclitis) o ambas (iridociclitis). Corresponden aproximadamente al 60% de todas las uveítis.
Uveítis intermedias: suele afectar a la parte posterior del cuerpo ciliar denominándose pars planitis, se afecta también de forma típica el vítreo y la coroides-retina periférica. Son las menos frecuentes con un 5%-10%.
Uveítis posterior: son las que afectan fundamentalmente a la coroides (coroiditis), aunque puede afectarse también la retina (coriorretinitis) e incluso los vasos que irrigan la parte interna de la retina (vasculitis). Son el 20% del total.
Panuveítis: se denomina así cuando se afecta de forma difusa toda la úvea. Constituyen aproximadamente el 15% del total.
Causas:

Las causas que las producen son múltiples. En aproximadamente un 25%-50% de los casos se desconoce la causa que la produce, son las llamadas uveítis idiopáticas. Otro porcentaje importante de casos la producen enfermedades sistémicas del organismo (30%-40%) y el resto por enfermedades confinadas exclusivamente en el ojo (25%-30%).

Dentro las enfermedades que pueden producir uveítis hay que diferenciar las infecciosas de las no infecciosas; a continuación nombraremos las más frecuentes de cada tipo:

No infecciosas

Asociadas con artritis: son todas aquellas que cursan con problemas en las articulaciones tales como:

Espondilitis anquilosante: la iritis aguda aparece en el 30% de estos pacientes.
Síndrome de Reiter: puede producir conjuntivitis, iritis e incluso puede afectar a la córnea
Artritis Psoriásica (afecta solo a un 7% de enfermos de Psoriasis).
Artritis Crónica Juvenil: es la causa más frecuente de uveítis anterior en la infancia.
Sarcoidosis: la afectación ocular se da en un 30% de los pacientes, y puede ser anterior, posterior o ambas.
Enfermedad de Behçet: un 70% de estos pacientes pueden presentar inflamación ocular. Puede afectarse tanto el segmento anterior como el posterior.
Síndrome Vogt-Koyanagi-Harada: es una panuveítis poco frecuente que cursa típicamente con desprendimientos de retina.
Enfermedad Inflamatoria Intestinal: tanto la colitis ulcerosa como la enfermedad de Crohn pueden cursar con episodios de iridociclitis agudas.
Infecciosas:

SIDA, Citomegalovirus, Sífilis, Tuberculosis, Toxoplasmosis, Toxocariasis, Candidiasis
Un caso especial es la familia de los Virus Herpes: que producen episodios de iridociclitis aguda en las que pueden afectarse de forma importante la córnea de los pacientes.
Síntomas

Los síntomas son muy variados según la uveítis sea anterior, intermedia o posterior.
Anterior:
Los síntomas más frecuentes son dolor ocular, ojo rojo, fotofobia (molestia al mirar la luz), lagrimeo y disminución de la visión. En algunos casos los síntomas pueden ser mínimos. El diagnóstico de uveítis lo realiza el oftalmólogo al visualizar el ojo con la lámpara de hendidura, ya que existen unos signos típicos que pueden hacerla sospechar, como la presencia de células flotando en el humor acuoso (tyndall), la presencia de precipitados en la cara interna de la córnea, las sinequias del iris con la cara anterior del cristalino.
Intermedia:
Los síntomas de presentación suele ser la presencia de moscas volantes que van en aumento por la afectación del vítreo, aunque en ocasiones el paciente se queja de afectación de la visión central por edema macular. Es típicamente indolora y la cámara anterior no se ve afectada o puede mostrar una ligera turbidez. Lo más típico es la inflamación del vítreo, en el que se producen condensaciones en forma de copos de nieve que se van depositando en la parte inferior de la retina formando los llamados bancos de nieve.
Posterior:
Los síntomas que presentan las uveítis posteriores son fundamentalmente alteraciones de la visión. La intensidad y la rapidez de esta afectación, dependerá de la zona de la retina donde se asienta el foco inflamatorio. La afectación vítrea es constante volviéndose turbio e imposibilitando en ocasiones la visualización del fondo de ojo. La afectación retinocoroidea se manifiesta por manchas grisáceas o amarillentas de aspecto nebuloso. Si hay afectación de los vasos retinianos (vasculitis), veremos sus bordes borrosos como si los envolviese una bruma.